Los chismes son peor que los ladrones...
Un hombre atormentado por su conciencia llegó hasta la iglesia de su localidad para sanar su alma, confesando al sacerdote que en un arranque de rabia y celos porque su mujer no aguanto más los maltratos e infidelidad, invento cosas que dejaban su reputación por los suelos...
–¿Cómo puedo hacer para que ella me perdone y vuelva a mi lado, como puedo cambiar?, suplicó.
El sacerdote replicó:
–Si usted quiere tener paz en su conciencia y que ella realmente lo perdone, tome un papel y una pluma y escriba allí cada una de las palabras que dijo...
el hombre pregunto al sacerdote –¿Eso es todo?
–No -dijo el sacerdote- ahora rompe el papel en pedacitos y ve regandolos rumbo a tu casa y vuelves mañana, para que te diga lo que tienes que hacer...
Al otro día muy temprano llego el hombre con el sacerdote
Diciendo –Padre hice todo como lo
pidió, las esparcí perfectamente por todo el camino a casa
A lo que el sacerdote respondió - Muy bien, antes de que te diga lo que harás para que ella vuelva a tú lado, iras de regreso a tu casa y recogerás cada pedazo de papel y me los traerás...
El hombre dijo:
-Pero padre, el viento los esparció por todas partes, es imposible volver a juntarlos, no puedo saber donde están-
–Buen hombre -replicó el sacerdote- ¡Del mismo modo!
los comentarios mal intencionados destruyen el honor de una persona, al punto de ya no recobrarlo,....
Los chismes son peor que los ladrones...
Roban la dignidad, el honor, la reputación y la credibilidad de la otra persona...
Las palabras hirientes se arrojan con facilidad, pero nunca podemos volver a recogerlas. La mentira vuela a gran velocidad de boca en boca, impidiendo rectificar y sanar el daño hecho...
"Cuando tus pies resbalan, siempre puedes recobrar el equilibrio...
Pero cuando tu lengua se te desliza,
¡Nunca puedes recuperar tus palabras!"
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